Hace tres décadas, la manera de trabajar en las oficinas experimentó un verdadero cambio con la incorporación de las aplicaciones software en los ordenadores, ahora nos encontramos con la tecnología Smart Objects que promete traer un cambio similar que va a repercutir directamente en la eficiencia energética y en dotar de inteligencia a la cadena de infraestructuras.

Susana Gilabert, Directora Marketing & Comunicación

Susana Gilabert, Directora Marketing & Comunicación

Los objetos inteligentes o smart objects tienen un nivel de capacidad de procesamiento, pudiendo sentir su propio estado y actuar sobre el medio ambiente local, así como capacidad de compartir información con otros objetos o máquinas en una red. Son dispositivos que combinan potencia de procesamiento, tecnología de sensores y capacidades de comunicación.

Los datos recogidos pueden proporcionar a los directivos y colaboradores una imagen detallada y dinámica del estado del sistema, de la ubicación de los activos y la utilización de recursos dentro de la empresa. Y es por ello, por lo que se está trabajando en un protocolo de enrutamiento ligero y flexible para las redes de objetos inteligentes.

Desafortunadamente, el denominado “Internet de las cosas” está siendo relativamente lento debido a que muchos de los objetos inteligentes hoy en día siguen utilizando protocolos de comunicación propietarios, lo que hace difícil mover los datos y comandos a través de redes corporativas e institucionales que utilizan el protocolo Internet (IP).

La Alianza IPSO (Protocolo de Internet para Smart Objects) es el principal defensor de la propiedad intelectual de los objetos inteligentes para su utilización en los sectores como el energético, consumo, sanidad, y aplicaciones industriales. Fundada en el año 2008 como una Asociación sin ánimo de lucro, IPSO continúa creciendo contando actualmente con más de sesenta empresas punteras en tecnología. Como integrador de soluciones digitales, Grupo Econocom forma parte de la alianza IPSO promoviendo así la utilización del protocolo de Internet V6 (IPv6) como base para crear una red de sensores compatibles con los objetos físicos, que se comunican entre sí a la perfección como “individuales” e interactúan a través de la red, pudiendo alcanzar la cifra de 50.000 millones en el año 2020 según diversas fuentes consultadas.

Actualmente estamos muy cerca de ir al supermercado y pagar nuestra compra con el smartphone a partir de la lectura del código de barras de los productos.

Igualmente, ya existen dispositivos que permiten la ubicación y localización de personas con algún tipo de minusvalía.

Ya hoy recibimos alertas de tráfico en tiempo real sobre el estado de las carreteras. En el sector de los seguros hay dispositivos que miden la velocidad e incluso las infracciones cometidas al volante. En el sector logístico, se utiliza este tipo de tecnología para poder transportar mercancías a temperatura controlada. En el sector hotelero, existen tarjetas con clave para el acceso a las habitaciones del hotel. En el sector automovilístico se está invirtiendo en el desarrollo de dispositivos que comuniquen los coches entre sí para mejorar la seguridad vial.

En definitiva, el “Internet de las cosas”, utilizar la red para controlar procesos de forma remota, está desarrollándose y muy pronto, quizás en una década, exista ya una similitud entre las personas que se comunican entre sí vía Internet y las cosas, que podrán comunicarse entre sí y, cuando empiecen a pensar, implicará un gran reto tecnológico y social para el que tendremos que estar preparados.

Susana Gilabert, Directora Marketing & Comunicación

marketingycomunicacion@econocom.com