Susana Gilabert, Directora Marketing & Comunicación

Polietileno, Polyester, Polipropileno, Cloruro de Polivinilo… Diferentes variedades de plástico que invaden nuestro día a día y, con ello, nuestro planeta. La frecuencia de su uso ha provocado un problema trascendental de contaminación global. La pregunta que nos hacemos todos es si el reciclaje es la solución para liberar a la tierra de esta nociva lacra.

La última imagen del Mar Menor con la retirada de unas tres toneladas de peces muertos, como consecuencia de la falta de oxigeno, nos acerca a una realidad que ya no se puede ignorar.

Las imágenes de mares y océanos repletos de plásticos inundan las redes sociales. Según estimaciones globales de la producción de plástico publicados, el ser humano ha producido 8.300 millones de toneladas en toda su historia. Y respecto a la demanda de productos de plástico en España, parece que continuará en aumento ya que las proyecciones indican que en 2025 se produzcan cerca de 600 millones de toneladas y en 2050, más de 1.000 millones. Una producción que crece cada año de forma acelerada.

¿Qué podemos hacer para revertir esta situación?. La principal regla para cuidar el medio ambiente es rebajar el volumen de residuos y disminuir la huella de carbono. Para ello, proponemos poner en práctica Las 3R: Reducir, Reutilizar y Reciclar.

Por tanto, la respuesta a la pregunta es efectivamente afirmativa. Hay que reciclar, ya que un pequeño gesto ayudará a luchar contra el cambio climático y preservar el planeta, aunque también hay que cambiar hábitos y aprender a reducir nuestro consumo de residuos, el consumo de energía, las emisiones de gases de efecto invernadero y recuperar el plástico en otras materias primas nuevas para fabricar productos.

Desde diferentes organizaciones se está trabajando en medidas que puedan fomentar la reducción de su consumo, restricciones a su fabricación, recogida separada y de establecimiento de regímenes de responsabilidad. La Directiva 2019/904 aplica medidas concretas con el objetivo de erradicar parte de la fabricación de plásticos, incentivando por ejemplo, que la fabricación de botellas de plástico contengan unos porcentajes mínimos de materia reciclada del 25% para 2025 y del 30% para 2030.

El plástico no es el único exceso que debe preocuparnos. La brevedad de los ciclos de innovación y la continua sustitución de los aparatos eléctricos y electrónicos, convierten a estos dispositivos en una fuente de residuos cada vez más presentes en nuestra actividad. Muchos de ellos contendrán plástico entre sus materiales, pero también se han de gestionar de forma adecuada otros componentes altamente contaminantes.

Tanto empresas como particulares debemos intentar alargar la vida de los residuos para fomentar e impulsar la economía circular, minimizando la contaminación y la extracción de materia prima procedente de la naturaleza. Todos podemos aportar y sumar en este importante reto.

 

Susana Gilabert, Directora Marketing & Comunicación