Mario Romero, Director de Soluciones de Negocio y Transformación Digital

El uso habitual del Internet de las Cosas va a consolidarse en muchos ámbitos y sectores de actividad en los próximos años. Así lo aventuran los primeros proyectos que nos permiten recibir alertas de tráfico en tiempo real sobre el estado de las carreteras, controlar la temperatura de la mercancía en el entorno logístico o ajustar las condiciones de una vivienda o habitación, en función de que nos encontremos o no en su interior.

La evolución tecnológica iniciada con los dispositivos y redes de datos móviles, que nos permiten estar conectados continuamente, se ha trasladado al mundo físico, en forma de sensores o detectores que permiten desde medir condiciones ambientales, detectar la presencia de personas o registrar el estado de neveras, hornos o aire acondicionado en cualquier hogar conectado. De hecho, algunos proyectos piloto puestos en marcha recientemente ofrecen la posibilidad de abrir y cerrar persianas o ventanas, conectar cualquier electrodoméstico y controlar sistemas mecánicos de entrada y salida desde una tablet o Smartphone, entre otros.

Gracias a estas iniciativas del Internet de las Cosas, que también tienen un gran campo de aplicación en el entorno profesional y de los negocios, podemos pensar en sistemas de transporte y logística, domótica, bienestar y salud, así como en las llamadas ciudades inteligentes o en los dispositivos cotidianos de cualquier ciudad del siglo XXI. Algunos ámbitos que pueden verse muy beneficiados por la aplicación de esta tecnología son las redes de alumbrado, los sistemas de recogida y reciclaje de residuos urbanos, el control de acceso a edificios públicos, la monitorización de cosechas y la evolución medioambiental.

No obstante, para ello es necesario dotar primero a los ecosistemas conectados de capacidades de gestión y modelos de servicio que nos permitan controlarlos, mantenerlos, operarlos, supervisarlos y securizarlos de forma efectiva y eficiente, conforme a niveles de rendimiento preestablecidos.

Es aquí donde los procesos tradicionales de gestión IT, como la gestión de activos, la gestión de la disponibilidad, la capacidad o la configuración, cobran especial relevancia, estableciendo los medios para que las inversiones en IoT sean rentables y cumplan con los objetivos empresariales. Incorporar tecnología no es suficiente si ésta no va acompañada de las garantías necesarias en forma de servicios y procesos.

En el ámbito de la seguridad, las tecnologías IoT se han desarrollado en buena medida de forma autónoma, con sistemas que no han terminado de consolidar un estándar que les permita interactuar entre sí. Su seguridad no siempre ha sido considerada en su diseño y a menudo se comercializan productos del Internet de las Cosas con viejos sistemas operativos y software integrado y sin parches. Además, no es de extrañar que los compradores no puedan cambiar las contraseñas predeterminadas en los dispositivos inteligentes y, en caso de poder modificarlas, no seleccionan contraseñas suficientemente seguras.

Ante ello, es necesario avanzar en protocolos y estándares de seguridad que permitan a un dispositivo del Internet de las Cosas ser directamente accesible a través de Internet, segmentar su propia red y establecer un acceso restringido. Este segmento de red debe además poder monitorizarse para identificar el tráfico anómalo y actuar en caso de sufrir alguna incidencia.

Se trata de medidas de seguridad para poner freno a posibles peligros y facilitar el desarrollo y expansión de esta incipiente tecnología. Un ejemplo de esta necesidad es el IoT Qualified Security, un estándar de seguridad para dotar de una etiqueta de garantía a todos los productos del Internet de las Cosas, mantener un criterio de seguridad de los datos obtenidos y ofrecer a fabricantes de hardware y software un marco de actuación seguro y estable.

La etiqueta IQS actualmente cubre una serie de clientes industriales y puede considerarse una iniciativa pionera en este campo. Este puede ser el primer gran paso hacia un estándar de seguridad definitivo que amplíe y desarrolle el prometedor mercado del Internet de las Cosas y consolide su presencia en miles de empresas y hogares de todo el mundo.

Mario Romero, Director de Soluciones de Negocio y Transformación Digital