En el ámbito doméstico nos cuesta muy poco ceder el ejercicio de todo tipo de tareas -más o menos significativas- a un ente artificial. El ahorro y la eficiencia energética, la limpieza e incluso la seguridad del hogar cuentan muchas veces con una mínima supervisión por nuestra parte. Sin embargo, la inquietud aumenta considerablemente cuando hablamos del entorno laboral.
Aunque cada vez son menos, aún quedan empresas y trabajadores que muestran cierta reticencia a la hora de poner en manos de la tecnología cualquier labor realizada, hasta ahora, por el ser humano. La Automatización de Procesos mediante Robots (RPA por sus siglas en inglés) es una de esas tecnologías que, a pesar de sus ventajas demostradas, causa recelo. De hecho, la palabra ‘robot’ debería escapar del imaginario colectivo inspirado por las películas de ciencia ficción, ya que sencillamente responde a una mecánica artificial, un software diseñado para llevar a cabo acciones de negocio, principalmente transaccionales, basándose en reglas estipuladas y sin depender de vigilancia humana.
La RPA aborda cualquier tipo de tarea que implique fatigosas acciones rutinarias como la lectura de base de datos, el acceso a ficheros, la realización de cálculos o la cumplimentación de formularios. ¿Cómo pueden ser aplicables estas habilidades en la actividad diaria de cualquier negocio? Por identificar algunos ejemplos… en una empresa manufacturera, el robot podría, por ejemplo, leer un albarán, extraer su información y localizar un pedido. En el departamento de Recursos Humanos puede ayudar en tareas como la resolución de altas y bajas otorgadas por la Seguridad Social, el reembolso de gastos a los trabajadores en caso de dietas o viajes y la selección de candidatos para cubrir un puesto. En banca puede abrir cuentas, evaluar límites de crédito y duplicar tarjetas. En el Real Estate, registrar propiedades y formalizar contratos. En los seguros, regenerar alertas o abrir reclamaciones, etc.
Así que, aunque el debate pueda estar abierto en ciertas esferas profesionales, lo cierto es que los argumentos a favor de la RPA son incontestables. En el terreno práctico, es mucho más rápido y minucioso que el ser humano, comete menos errores y puede estar funcionando 24/7. En lo económico, ahorra costes, espacio y tiempo. Aunque se pueda imaginar farragosa, la implementación de estos sistemas es rápida y barata, y no precisa de un gran conocimiento técnico por parte de los miembros de la empresa que, una vez completada la formación, podrán incluso optimizar las técnicas de automatización localizando nuevas oportunidades de negocio.
Ante posibles dilemas, el trabajador debe saber que no solo sigue siendo insustituible: además, tendrá la ventaja de poder centrar sus esfuerzos en realizar acciones que aumenten su valor añadido o establecer estrategias y mejoras creativas que marcen la diferencia con los competidores. De hecho, existen estudios que demuestran que aquellas empresas que utilizan tecnología RPA tienden a añadir más puestos de trabajo de los que reducen, ya que la automatización se traduce en más ingresos y, por tanto, en crecimiento.
De lo que no cabe duda es de que el panorama laboral está cambiando drásticamente gracias al avance tecnológico y a la aparición de nuevas y potentes herramientas. Para adaptarse a esta realidad y sumarse al cambio, la RPA es un gran punto de partida. Esta solución puede ayudar a las empresas a posicionarse a la vanguardia en sus sectores. La elección de una plataforma correcta pondrá creará el marco para aumentar la productividad, cediendo de manera poco invasiva espacio a las nuevas tecnologías, facilitando el día a día de sus empleados al liberarles de burocracias y rutinas necesarias pero de escaso valor añadido, además de tediosas y monótonas. Y es que, si se rompe por fin el encorsetado habitual, los robots pueden convertirse en los mejores compañeros de trabajo.
Enilio Álvarez, Director Soluciones de Negocio y Cuentas Transversales