Aunque queda aún un largo camino por recorrer, la concienciación sobre la igualdad en el entorno laboral se ha acentuado considerablemente en la sociedad en los últimos años. Existen, sin lugar a dudas, factores externos -como el impulso de un marco regulatorio o las movilizaciones sociales- que han sido detonantes de este cambio. Sin embargo, no podemos olvidar el papel esencial del propio tejido empresarial: la transformación, más que nunca, debe hacerse desde dentro.
Alcanzar una paridad de género efectiva en una compañía no es una cuestión de cifras o de cubrir cuotas. El verdadero compromiso se alcanza cuando conseguimos dotar a cada trabajador de los mismos derechos y oportunidades. Este equilibrio beneficia a todos y cada uno de los miembros tanto como a la propia entidad, porque con él se consiguen dos requisitos indispensables para el éxito de cualquier empresa: la diversidad y el bienestar de los empleados.
El sector tecnológico ha sido tradicionalmente considerado como un terreno de hombres, pero la actualidad nos demuestra que las cosas empiezan a cambiar. No hace falta más que echar un vistazo a las grandes compañías -nacionales e internacionales-, en cuyas secciones directivas se ven cada vez más nombres femeninos que se han convertido en indiscutibles referentes de la profesión, y cuyo talento está participando activamente en la transformación digital.
Econocom, como no podía ser de otra manera, se ha sumado sin condiciones a esta causa y en 2018 creó una Comisión para comprometerse con el desempeño de un Plan de Igualdad. Antes, y corroborado por diversos estudios previos que lo atestiguan, no era una empresa que discriminara por ninguna causa, pero es un buen indicador de responsabilidad que exista un órgano de vigilancia interno que se asegure de que esto se sigue cumpliendo. Esta Comisión, que se reúne dos veces al año y tantas veces como incidentes extraordinarios lo exijan, ha llevado a cabo iniciativas o acciones de divulgación normativa entre los empleados. En este último frente, se trató de normalizar la conciliación familiar entre los varones, informándoles de la posibilidad de solicitar una reducción de jornada, aunque la tradición haya ido en contra.
Yo mismo, hace más de cuatro años, tomé la decisión de acogerme a este derecho, y solicité una reducción de jornada para poder dedicarle más tiempo de calidad a mi familia. Y debo decir que, desde entonces, no solo han seguido discurriendo mis funciones dentro de la empresa sin ninguna variación, sino que además ha sido acogida con total normalidad por mis compañeros y superiores. Porque si bien el acento de esta iniciativa está sobre los inquebrantables derechos de las mujeres en el ámbito laboral, no debemos olvidar que para que esta paridad sea efectiva y real debe llegar también a su indivisible terreno personal, donde los hombres tenemos que seguir sumando.
Podemos, sin duda, aplaudir todos estos avances e iniciativas, aunque es importante no perder de vista la idea inicial: aún queda mucho por hacer. Nuestro sector, en particular, sigue siendo por una cuestión cultural -y generacional- mayoritariamente masculina en los cargos de responsabilidad aunque las nuevas incorporaciones están cambiando las cosas. Tanto la formación como el mercado laboral acoge progresivamente a más mujeres. Está en nuestra mano sumarnos a este impulso de transformación, dejar prejuicios y costumbres a un lado, para lograr un equilibrio de justicia e igualdad en esta palanca del cambio social y económico que es la tecnología.
Álvaro Villarrubia – Financial Accountant